Violencia Social y Violencia de Estado hoy en Cataluña

Manifiesto

 

Los y las abajo firmantes formamos un grupo que trabaja en el ámbito de la salud mental y nos hemos unido en torno a una preocupación común: comprender la institucionalización de la violencia en la realidad actual de nuestro país, para denunciarla y descubrir algunas hipótesis capaces de enriquecer el marco de referencia. La violencia social y su representación mental son el punto de partida de nuestra reflexión.

Confrontados con los acontecimientos actuales, no dudamos en afirmar:

No todas las violencias son iguales. Desenmascaremos la violencia de estado

No nos gustan los contenedores quemados. Pero todavía nos gusta menos la violencia contra las personas; la violencia de estado contra un pueblo pacífico; que se hagan saltar cuatro ojos en una semana o que se golpee por detrás a los ciudadanos. Y todo ello hecho por agentes uniformados, españoles o catalanes, en representación del estado.

El estado tiene el uso legítimo de la fuerza, no de la violencia. Si la policía detiene, por ejemplo, un psicópata sexual y lo protege de la multitud desaforada, entendemos que hace uso de una fuerza correcta. Pero si el estado va más allá del uso justo de su fuerza, entonces se convierte en un estado violento.

En Cataluña, hoy, el estado ha sobrepasado, y mucho, el uso de la fuerza de la que es detentor. Y la ha convertido en violencia con mayúsculas, es decir, en violencia de estado. Esta violencia del estado conlleva un alto riesgo: cuando aquellos que son los encargados de proteger son precisamente los que exhiben un poder mortífero, la contradicción explosiva de esta paradoja se convierte en el desencadenante de la violencia social.

El ser humano, portador de pulsiones destructivas, ha creado varios caminos intrapsíquicos para organizarlas y canalizarlas. Que los más obligados a facilitar la organización exterior de este control (la policía) sean los que más lo desorganizan, tiene unos efectos sociales catastróficos.

No existe una violencia abstracta, descontextualizada, sino que toda violencia es concreta y tiene un ámbito donde se desarrolla específicamente. De ninguna manera podemos poner en el mismo nivel del ejercicio violento de la fuerza, amparado desde un estatus institucional, y la expresión de otras formas de disturbios o vandalismo.

Las armas de la violencia de estado

Más allá de porras y encarcelamientos, la violencia de estado utiliza armas altamente sofisticadas, que camuflan sus efectos gravemente destructivos sobre el vínculo social: el uso agresivo de la palabra, con fines evidentes sobre los colectivos perseguidos; la perversión del lenguaje para crear confusión y evadir la responsabilidad; y el miedo como arma de destrucción masiva.

Los efectos perversos del miedo producida desde el poder

Para garantizar la vida cotidiana y aportar seguridad, el ser humano crea y recrea sociedad y cultura. El miedo, que es motor de vida contra los peligros, es necesario para nuestra subsistencia. Pero el miedo que produce ‘el dueño’ del poder autoritario (el que tiene el ‘monopolio de la violencia’, según el ministro de Interior, Grande-Marlaska) no es garantía de vida sino de eliminación de la alteridad, de la diferencia. Originando desamparo (el miedo más radical del ser humano), contribuye al sufrimiento mental y hace que se desplieguen la inhibición, la ansiedad, el terror, la angustia, una plétora de perturbaciones psicosomáticas, y también formas primarias de autodefensa, interna y externa.

¿Podemos decir que este miedo está al servicio de la convivencia y de la democracia? Desde el 20 de septiembre de 2017, el estado no protege ni garantiza la seguridad de una parte importantísima de ciudadanos, sino que es la fuente originaria de un gran sufrimiento moral, y muy a menudo también físico.

Cuando se niega el diálogo, cuando la palabra dimite, comienza el dominio de la violencia: ¿se han preguntado nuestros políticos donde está el origen de los contenedores quemados y demás disturbios en nuestras calles?

Como garantes de la vida de sus ciudadanos y del orden democrático, a raíz del malestar repetidamente expresado por una parte de su población, los representantes del estado deberían ser los primeros en instaurar procesos de diálogo verdadero.

Sin acceso a la palabra no podemos ser plenamente humanos ni plenamente democráticos.

Para entender la situación actual, hay que situarla en su contexto histórico completo: nuestra historia reciente y la situación global del mundo actual. No sólo es violencia esto que se ve ahora, también lo es la existencia de fusilados en las cunetas, el no reconocimiento de los maltratados, los represaliados durante la guerra, la posguerra y la dictadura. Y, ahora mismo, los desahucios, la destrucción de la hucha de las pensiones, negar el cambio climático, rescatar la banca, prohibir y maltratar culturas y lenguas minorizadas. Acumulamos una historia larga, dolorosa y vergonzosa.

Conclusión

Estamos, pues, en una situación de revuelta transversal, donde mayores, jóvenes y pequeños, anónimos, de todos los orígenes y condiciones, hace tiempo, mucho, que salimos a la calle afrontando el miedo, con frustraciones y cargados de injusticias.

Sabemos muy bien que cuando la violencia de estado es ejercida contra una parte de la sociedad civil, como hace tiempo que pasa, tiene como único objetivo la eliminación de una categoría de ciudadanos, por su clase social o por su cultura.

En un momento histórico de gran involución y manipulación de la subjetividad, el despertar de individuos en un movimiento de protesta y desacuerdo transversal es necesario, sano, creativo y subversivo.

Los ataques violentos al derecho de protesta van consolidando un nuevo despotismo que, disfrazado de democracia, ataca la salud mental y física de todos los individuos.

Para establecer un orden que repare los destrozos, hay que unir esfuerzos para distinguir entre las diversas violencias: las originales y las derivadas; las que emanan de componentes destructivos de la pulsión de muerte y las que sostienen el deseo de vida; y, finalmente, aquellas que engendran el efecto simbólico de la ley.

Es necesario que los profesionales de la salud mental entendamos el sufrimiento que nos llega dentro de la historia del contexto psicosocial de los acontecimientos presentes, y que nos hagamos testigos de ello.

18 de noviembre de 2019

Grupo Promotor

ALTIMIRA, TERESA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
BAJET, JOAN ANDREU. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
CLAMOSA, ESTER. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
FORTUNY, LLUÍS. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
JONCH, FINA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
LLEONART, MARTA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
MARTÍ, ORIOL. Col·legi de Metges de Barcelona
MATA, NÚRIA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
MIÑARRO, ANNA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
MOIX. ROSER. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
PIJUAN, JOAN. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
RIGO, MERCÈ. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
SALOMÓ. ESTEL. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
SOLÉ, MARGARITA. Col·legi de Metges de Barcelona
TARRAGÓ, REMEI. Col·legi de Metges de Barcelona
TOLOSA, JUANJO. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya

Adheridos

MASSIP, JÚLIA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
GARRIGA, CONCEPCIÓ. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
PONS, EVARIST. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
ABADIA, LAURA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
PELEGRÍ, MATILDE. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
HOMET, GUILLEM. Col·legi de Metges de Barcelona
ARMENGOU, JOSEP MARIA. Col·legi de Metges de Barcelona
WALTHER, MARC. Col·legi de Metges de Barcelona
BAJET, JORDI. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
FERRER, MONTSE. Col·legi de Metges de Barcelona
JANER, MERCÈ. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
CANAL, MONTSERRAT. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
XANDRI, JORDI. Col·legi de Metges de Barcelona
GUÀRDIA, MONTSERRAT. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
JULIAN, CARME. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
ABRIL, TERESA. Pedagoga jubilada
COMAS, ALBERT. Psicòleg
MUÑOZ, MARIA JOSÉ. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
ARUMÍ, MONTSERRAT. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
GALLART, MARIA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
GUILLEN, CARME. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
VERA, NÚRIA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
DE NADAL, PAU. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
FÀBREGAS, JULIAN. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
MESEGUER, JOANA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
VENTURA, SÍLVIA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
FREIXES, JORDI. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
FONT, ENRIC. Pedagog
SORIANO, M. PILAR. Col·legi de Metges de Barcelona
ARA, MARIA LUÍSA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
BARTOMEUS, ROSA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
CASTELLS, MONTSERRAT. Col·legi de Metges de Barcelona
ROSALES, INÉS. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
GAYÀ, MAGDALENA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
ETXEBARRIA, MARIA LUÍSA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
PEDREROL, MARIA AMELIA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
ROIG, ANNA MARIA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
BUENO, NOEMÍ. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
MIRALPEIX, RAMON. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
BIRBA, MERCÈ. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
SOLER, JOSEP M. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
BARBANY, PILAR. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
TRENCHS, JOAQUIM. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
PATUEL, JAUME. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
FERNÁNDEZ, RICARD. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
BARCELÓ, MERCEDES. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
TALARN, ANTONI. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
PARELLADA, MARIA ROSER. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
LASO, ESTHER. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
LUPINAC, SHERRY ELIZABETH. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
JORDANA, MARGARITA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
OLIVÉ, ISABEL Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
LLAURADOR, JOSEP MARIA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
SALOMÓ, EVA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
TORRAS, BLANCA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya
RIBES, SÍLVIA. Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya

Para adherirse

Si desea adherirse a este manifiesto, envíe un correo electrónico a la dirección declaracio2019salutmental@gmail.com

Ilustración confeccionada especialmente para acompañar este manifiesto

Acuarela de la psicóloga Roser Moix (firmante del manifiesto)

Publicaciones

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